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El Blog del Museo Comunitaro Virtual de Cadereyta Querétaro



miércoles, 1 de diciembre de 2010

AURRERÁ: LO QUE PAGAREMOS POR LOS PRECIOS MÁS BAJOS

Armando Bayona C.

A partir del 30 de noviembre, abrió un Aurrerá en Cadereyta. Wal Mart, dueña de estas tiendas, lo decidió, y ubicó la tienda donde le convino, que no necesariamente a los demás habitantes de esta ciudad. Esta compañía es la mayor del mundo en su giro, y una de las más grandes, si no la mayor que existe en cualquier rubro.

Aurrerá fue por muchos años, una cadena de tiendas de una familia apelllidada Arango, mexicanos hijos de un inmigrante español la fundaron en 1958. Aurrerá significa “adelante” en lengua vasca o euzkera.

La familia Arango primero fabricó camisas, y luego creó una, dos, decenas de tiendas de autoservicio, que se diversificaron en Aurrerá, Bodegas Aurrerá, Superama, Vips y Suburbia. En 1991, Aurrerá se asoció a Wal Mart, que bien pronto, en 1997, se convirtió en la accionista principal y decide desde entonces qué hacer con la cadena. Así, convirtió todos los centros Aurrerá en Wal Mart y hoy sólo las llamadas bodegas conservan el nombre original.

La bodega Aurrerá llegó, y nos venderá bolillo bien hecho a sólo un peso la pieza. Eso ya lo sabemos aquí, porque el Aurrerá de Ezequiel Montes ya lo conocemos, y muchos cadereytenses la visitan con alguna o mucha frecuencia.

La estrategia de Wal Mart es la siguiente: al principio la gente va al almacén sólo por el pan. Pero después se va dando gradualmente cuenta de que otras mercancías también están baratas, de que algunas no las encuentra en otro lado; y de que resulta cómodo comprar todo en el mismo sitio. Por supuesto, todo esto es verdad. Así que al cabo de un año o dos; menos quizá porque mucha gente ya tiene la costumbre de comprar allí, la tienda estará llena diariamente.

Todo esto es perfectamente legal en un sistema de competencia de mercado. Es posible que la tienda tenga pérdidas en los primeros meses o hasta años, pero a la cadena de supermercados más grande del mundo esto no le importa. Y no le importa porque a la larga y a escala global, saldrá ganando... mucho. Así que vale la pena preguntarnos, ahora que ya está aquí el Aurrerá: ¿Cómo es que saldrá ganando?, y ¿A costa de qué o de quién es que ganará?

Saldrá ganando porque lo que promueven este tipo de tiendas es un nivel más alto de consumo, que quiere decir que lo que buscan es que gastemos más que hoy, y en sus tiendas. Para lograr esto, siempre que vayamos a ellas a comprar nos presentarán una serie de ofertas, de productos con aspecto atractivo, que nos exhiben a la entrada del almacén, a veces con precios tan notoriamente baratos que es difícil resistirse a comprar, aunque, por supuesto, si no los hubiéramos visto no tendríamos ninguna necesidad de comprarlos. Estas tiendas apelan a nuestros sentimientos, frustraciones y deseos, para vendernos más productos y hacernos gastar más dinero de lo que habríamos gastado en el tianguis y la miscelánea de la esquina.

Cuando hay una competencia deportiva, nunca ponen a boxear a un campeón de peso completo con un adolescente inexperto; a jugar al equipo de fut de la secundaria con el Barcelona ¿verdad? Todos estamos seguros de lo que pasaría; algo disparejo e injusto, una tremenda golpiza o goliza, por lo menos; y algún daño mayor, tal vez hasta la muerte, a alguno de los competidores con menos peso y técnica. En cambio, nos parece lo más normal el hecho de que vendrá el campeón del mundo en la venta de abarrotes, pan, farmacia, vinos, aparatos electrodomésticos y tantas otras mercancías, nada menos que Wal Mart, a competir con nuestras tienditas de toda la vida en Cadereyta. Es, como dijimos, perfectamente legal pero... ¿es justo?

La bodega Aurrerá tiene promociones todo el tiempo, vende barato porque compra en cantidades enormes y presiona a los proveedores a que le vendan a un precio que no le darán a nadie más; acepta tarjetas de crédito, podemos pagar allí los servicios y nos deja sacar dinero como un banco, además de que ofrece tarjetas propias para comprar allí; nos enteramos de lo que tiene en oferta en la tele gratuita a nivel nacional, con sus simpáticos personajes de caricatura, las instituciones y empresas donde trabajamos nos pagan aguinaldo con bonos o vales que sólo se pueden cambiar en esas tiendas... etcétera, etcéra. ¿Quién puede competirle?

Nuestros vecinos y muchas veces amigos, que tienen misceláneas, farmacias, panaderías, supercitos, y otros comercios van a verse afectados, algunos acabarán quizá cerrando. Alguien dirá que el Aurrerá sólo absorberá el incremento en la demanda de artículos derivado del crecimiento de la población, pero ¿cuál crecimiento? Si Cadereyta municipio se mantiene estable en su población y la cabecera está creciendo a razón de apenas un habitante por cada doscientos anualmente, ¿de dónde saldrán los nuevos clientes?

Más aún: cuando compramos a comerciantes que viven aquí, el dinero que ganan se reinvierte en buena medida en Cadereyta, ya que ellos compran a su vez, contratan servicios y pagan contribuciones en Cadereyta. Por cierto, otras preguntas que debemos hacernos eson: ¿a dónde se van las ganancias, los impuestos que paga Wal Mart? ¿cuánto pagará? ¿...pagará?

En otros países se ha logrado que los consumidores definan cosas importantes en la economía. Es difícil, por ejemplo, que los consumidores japoneses compren algún artículo si este no está hecho en Japón. Siguen un modelo nacionalista de consumo. En contraste, Wal Mart y otras empresas transnacionales, compran masivamente donde sea más barato y mueven mercancías a lo largo y ancho del planeta para surtir sus tiendas lo que, además de un terrible costo ambiental, tiene repercusiones económicas negativas, a veces fatales, para los productos y comercios pequeños.

Entonces, ¿qué queda por hacer para reducir o evitar los efectos negativos de la presencia de este almacén en Cadereyta? Porque está claro que nadie más que los ciudadanos: consumidores, productores y comerciantes locales, hará nada al respecto.

Lo que podemos hacer los clientes:

1. Tratar de comprar lo más que podamos de lo que se produce en la región: queso, artículos de piel, champú, tortillas, manzanas, ollas de barro, pan... Estos no se venden en Aurrerá, que primero trae manzanas de Estados Unidos; uvas desde Chile, que ofrecer lo que se cultiva y produce aquí cerca. Así no sólo el dinero que gastemos no se va de aquí, sino que se reinvierte en producir más y mejor.

2. Tratar de comprar todo lo posible en el estanquillo de la esquina; sí, ése de nuestro vecino o vecina, que lo poco que gana se lo gasta aquí mismo. A lo mejor es más caro, pero a cambio nos ofrece tres cosas:

• No tenemos que ir más allá de media cuadra para conseguir lo que necesitamos

• El dinero que pagamos se reinvierte en Cadereyta, quizá en nuestro negocio

• Conservamos a nuestro vecino y los empleos que el genera (aunque sea ella o él mismo)

• Y sí ofrece lo que se produce por aquí

3. Si vamos a comprar a la bodega Aurrerá, hacerlo conscientemente, es decir, de antemano preguntarnos qué vamos a comprar allí, por qué no en otro lado (quizá porque sólo lo hay allí), y tener bien claro que no deberíamos comprar nada más que lo que hemos decidido.

Lo que pueden hacer los comerciantes:
1. Tratar de vender lo que se produce en la región; comprar en lo posible a los propios productores.
2. Vender más barato. En ciertos casos se ve todavía aquí que el comerciante cobra excesivamente por traer las mercancías a Cadereyta, igual que hace años, cuando el transporte era difícil y tenía un costo mucho mayor. Se puede ganar vendiendo a precios justos. Quien venda caro difícilmente sobrevivirá a la presencia del Aurrerá.
3. Tratar de ofrecer un mejor surtido, para evitar que algunas mercancías sólo estén en Aurrerá. En algunos casos los proveedores de empresas grandes sólo distribuyen ciertas mercancías a los grandes almacenes. Los pequeños comerciantes deben exigir que a ellos se les distribuyan también. Esto se puede lograr mejor a través de cámaras y organizaciones locales. No es fácil, pero habrá que abrir camino en este aspecto.

Lo que pueden hacer los productores:
1. Tratar de distribuir sus productos más ampliamente en la región. Buscar que se difunda, a través de medios locales, gubernamentales o privados, la existencia de esos productos y las ventajas de consumirlos.
2. Producir con más calidad, como seguramente saben hacer. Pongo un ejemplo: sólo hace unos pocos años el pan en Cadereyta era de mayor calidad que hoy. El bolillo no se cuarteaba ni se endurecía a las pocas horas de haber sido horneado, mientras que hoy se parece al que se compra en megasúpers de Querétaro y al que tendremos en Aurrerá al cabo de un tiempo, cuando ya nos tenga cautivos.

Todo lo que se ha dicho tal vez parezca alarmista, exagerado. Pero hay muchos ejemplos en el mundo de que no es así. De cualquier modo, aún si lo fuera, por qué no apostarle al fortalecimiento de nuestra economía local y regional; por qué no hacernos un poquito solidarios con nuestros vecinos; un poquito más independientes y autónomos. Es una gran defensa contra las crisis económicas, que desgraciadamente parece haberse olvidado en nuestro país.